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Político prusiano, canciller de Guillermo I desde 1862, artífice de la unificación alemana. Dominó y derrotó a Austria y a Dinamarca, así como a Francia en la cruenta guerra francoprusiana.
Se enfrentó fanáticamente a los católicos, opuestos a sus formas dictatoriales de gobierno. Desencadenó contra la Iglesia católica la "Kulturcampf" o lucha de culturas. Cerró los seminarios y casas de influencia religiosa, como los Institutos y Congregaciones. En 1890 abandonó el poder ante la hostilidad de Guillermo II, dejando el recuerdo de un "canciller de hierro" y de un obstinado perseguidor de la Iglesia.
La figura de este "dictador" quedó como duro adversario de las libertades individuales y como promotor de un socialismo liberal avanzado y una nacionalismo imperialista.
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